Al bebecito se le pasaron los síntomas rápidamente, tanto que visitamos a la familia de mi marido y pasamos con ellos el fin de semana. Antes de crucificarme, vuelvo aclarar, esto fue antes de que se cerraran los colegios , etc.
Finalmente un día, dejamos de percibir los sabores y los olores, no era oficial que la perdida de olfato y gusto fuese un síntoma. Nosotros no lo teníamos, y no teníamos ganas de comer nada, pues era como comer ladrillos, nuestro bebé no paraba de llorar. Entonces se decretó el estado de alarma: cuando nosotros llevábamos sin olfato una semana entera.
Era una sensación asquerosa. Yo sabía que no era normal, habíamos estado resfriados antes, y nunca habíamos perdido el olfato de esa manera. Nos dolía respirar, era una sensación fría al inhalar, daba miedo coger aire. Yo lo describía como haber metido la cabeza en el arenero del gato.
El gato, sí, el gato. El gato llevaba 1 semana llorando también, una semana con conjuntivitis. Mi marido lo llevo al veterinario. El veterinario estaba consternado, la conjuntivitis de mi gata no tenía ningún origen explicable. Le mandó antibióticos. Después nos enteramos de que los gatos también desarrollaban el coronavirus.
Una tarde, recibimos una llamada de mi cuñada: mis cuñados habían caído enfermos. Los dos al hospital, y mi suegra, no en el hospital, pero si en casa con un diagnóstico de infección respiratoria.
Fue cuando lo tuvimos claro. Habíamos tenido coronavirus y muy probablemente habíamos contagiado a nuestros seres queridos.
Fueron momentos muy angustiosos.
Entonces até cabos.
Mi hija de 4 años, fue la primera en enfermar. Y ahora voy a contar la historia de como enfermó.
Estuvimos por el centro de Madrid a mediados de febrero, y mi hija, fanática de Star Wars, estuvo mirando libros, y haciendo lo que hacen los niños: tocarse la cara, chuparse los dedos, restregarse en todo. En el transporte publico apoyó su cabeza en la ventana, jugó a los vahos, todo eso que hacen los niños pequeños.
Un par de días más tarde tuvo fiebre muy alta. Después de ese día estaba apática, no quería hacer nada, llegaba del cole y se dormía en el sofá. Tampoco comía, y quién conozca a mi chiquilla sabe que tiene buen saque, estuvo así por lo menos una semana, yo creía que era anemia, ahora creo que sé que era el monstruo verde que se apoderó de ella, antes de apoderarse de nosotros.
No nos han hecho ningún test a la fecha, aún así estamos muy convencidos de que hemos tenido el monstruo en casa. Y no lo queremos de vuelta, no confiamos mucho en la inmunidad. Es por eso que me he tomado muy en serio la higiene de mi estudio y limitado las citas que atiendo por semana.
Luego…
Antes de empezar a recuperar el olfato, tuve una especie de alucinación olfativa constante. Era como “el pitido de los oídos cuando vas a un concierto”, así lo describió mi amiga Jocelyn quién se contagio del COVID en Suecia, muy desagradable . He de reconocer que a 3 meses de haber perdido el olfato aún no lo he recuperado del todo y que también perdí un poco de visión de un ojo, que voy recuperando poquito a poco.
ME DESPIDO POR ESTA OCASIÓN DESEANDO QUE TODOS ESTÉN SANOS Y RODEADOS DE MUCHO AMOR.